13 agosto, 2006

Expresiones de aficionada

Afecto convertido en amor, amistad de la permanente, de la que te apoya, escucha y remece, ansias de tu cercanía de suave macho que jugaba a ser actor y de actor que jugaba a mezclarse entre la pasión del teatro y la calle discriminante. Lazo que brotó de la expresión corporal, sudorosa, esforzada e inocente; besos con furia, abrazos de pasión, risas, gritos y llanto, Piazzolla para estremecernos y nuestro “Cepillo de Dientes” para memorizar palabras al eco que un día ocuparon un escenario y circularon por el público palpitante y sorprendido.


Él: Germán, visita su espacio


Qué hay de malo en las diferencias, si realmente aplicáramos eso de “la belleza va por dentro”, si los intolerantes no descalificaran y conocieran la realidad del otro, si no tuviéramos tantos prejuicios y aceptáramos al otro… el guatón, la flaca, el pelao, el cojo, la chica, el gay, la lesbi, el mapuche serían siempre Mauricio, Fabiola, Jorge, José, María, Eduardo, Ellen, Alexis…


La casa del fondo, distante, roñosa, helada, sin gracia, inserta entre escombros que no amenizan el camino, oculta tras los ventanales de los importantes que apenas asoman sus narices para ver si hay vida tras la reja. Qué esconde la casa del fondo, solía ver un alma difusa que circulaba acelerada, pero tan pronto hacía contacto se esfumaba tímida dejando una estela de energía que alimentaba las paredes dormidas de la oculta casa. A dónde irán a parar esos fríos muros, solo el recuerdo la mantendrá viva por siempre.

Circulan sin cruzar palabra, sigilosos, herméticos, nerviosos, sin embargo, deseo abrir esas cabecitas para develar sus misterios y desenmascarar esas fachadas ocupadas que simulan seriedad, remecer al que hace diferencias y enfrentar al estructurado al mundo real. Como adultos ¿somos concientes de las historias diferentes que acarreamos?, ¿qué tan difícil es tolerarnos si debemos pasar la mayor parte de la semana en el mismo ambiente?